Bienvenido, año 2021

Queridos amigos y amigas:

Se acabó el año 2020, el peor de mi vida, de las vidas de muchos de nosotros. Un año que sacudió a toda la Humanidad y que será difícil olvidar. La pandemia del coronavirus nos ha llenado de incertidumbre y miedo de tal modo que tendrá consecuencias durante mucho tiempo, algunas de ellas aún imprevisibles.

A nivel familiar, hemos sufrido la crisis personal de mi hijo Jack, una persona con Síndrome de Down, que poco a poco se va recuperando. ¿Qué sabe la sociedad del dolor emocional de las personas con diversidad funcional que no tienen herramientas suficientes para gestionar todo esto? El dolor, la soledad, el aislamiento de las personas más vulnerables ha sido otra tragedia que ha afectado a miles de familias y que convendría debatir para buscar soluciones.

He perdido a muchas personas importantes en el 2020. Unas se las ha llevado la Covid, otras el maldito cáncer. Me cuesta aceptarlo porque me apena su ausencia  y yo, a pesar de los años, todavía no comprendo nada de la muerte. Espero que llegue cuando pueda hablarle de frente, asumiéndola sin temor. Ahora no podría enfrentarme a ella.

Me duele perder a las personas que quiero, y me duele muy especialmente haber perdido a determinadas personas que tanto quería, entre ellas Fernando Prats, artista visual, editor y amigo. Murió Prats y con él la página web que hizo para mí. No hubo manera de salvarla. Aunque el dolor de perder un sitio web, con años y años de información, de trabajo profesional, fue grande, no puede compararse jamás con el de perder a un gran amigo como Fernando. Siempre estará en mi memoria. Descanse en paz.

También el dolor y la pérdida me han señalado el sendero de la soledad, pero la vida me ha exigido levantarme cada vez que me caigo , y lucho por levantarme de nuevo y retomar el camino.  Esa es la lección necesaria que se nos exige, que me ha tocado aprender una y otra vez, pero que también nos hace crecer como personas y adquirir la fortaleza necesaria para seguir luchando en el día a día. 

Personalmente, creo que  esa tragedia personal que sufrí me dio fuerzas para seguir. De la nada empecé a crear mi nueva página web. Tenía la intención de diseñar y crear un sitio web bonito, personal y amable; un espacio con la información organizada de forma tal que cualquier persona conociera mi trabajo profesional y literario. Creo que lo he conseguido.

Tras meses de trabajo, días intensos en los que empecé a ver la página con más forma , noté que la soledad era una percepción equivocada, que no estaba sola, que había ángeles que han hecho el camino más fácil y llevadero y a los que estaré siempre agradecida.

Mi grupo de ángeles está conformado por personas excepcionales y maravillosas:

Antonio Arroyo Silva mi amigo del alma, todos los días, cada día, por su apoyo y cariño.

Pere Serrano Sempere por su asesoría informática, su comprensión y apoyo en momentos tan convulsos.

Juan Sanz, mi buen amigo artista visual que ha dado vida con sus fotografías a mi web.

Gunilla Norén por su entusiasmo y apoyo. No soy de sombreros, pero me ha encantado esta experiencia estética.

Mis hijos, Jack y Jiddu, por su amor y comprensión.

Y todas las personas que siempre están dispuestas a ayudar con sus palabras como: Juan Benito Rodríguez Manzanares, Antonio González Croissier, Isabel Pérez Aranda y Miguel Ángel Yusta…

A todos. ¡MUCHAS GRACIAS!

Aquí, pues, con mi abrazo, os presento y ofrezco mi página web www.beatrizgiovannaramirez.com esperando que este espacio virtual os permita conocerme más y que podáis disfrutar de mi trabajo profesional y de mi trabajo literario.