La poesía, al igual que toda manifestación estética y artística, nos tiene que atravesar y no dejarnos indiferentes. De no ser así, más vale dedicar el tiempo a otros oficios. Diré que leer «Sujeto de ida», del escritor Juan Secaira, conlleva temerariamente a encontrarnos con las palabras bien afiladas, que como un ente estético y lógico, rítmico y pictórico, deconstruyen al sujeto para que sea él mismo.
No hay duda de que en la obra poética se produce la vida y que nos balanceamos entre los estadios de la denotación y la connotación, que los versos alcanzan el punto máximo y reflejan en su rostro al hombre.
El sujeto lírico de Secaira nos lleva de inmediato al mundo de la experiencia y lo cotidiano, que afirma la ficcionalidad inherente entre lo real y lo simbólico. Es poesía viva, sin poses, ni artificios; es poesía tejida, es piel que siente y se enferma. Secaira dice lo indecible con naturalidad, cada poema nos acerca a una cuestión extrema que trasciende, como una realidad que es pura ilusión. El sujeto, nos diría Lacan, no puede ejercer nunca la soberanía sobre sí mismo, sino que únicamente puede surgir en el discurso intersubjetivo con el otro. Para Nietzsche, el sujeto, no es algo dado, sino algo añadido, inventado y proyectado sobre lo que hay. Para mí, el sujeto ido, no es una expresión figurativa, es un hombre que sabe adónde ir y que va arrojando manojos de realidad sobre el mundo.
Quiero considerar que en la poesía, el poeta antes de caminar, tiene que atreverse a correr, a huir, a reflexionar lo incomprensible de la vida. Si un poeta no se permite el error, a cuestionar el resultado de la vida, bien le valdría escribir un libro de autoayuda o ponerse a hacer acrósticos manidos. El poeta tiene que llegar a esa construcción ontológica que nos acerca a nosotros mismos, sin doctrinas, sin cuerpos de conocimientos preconcebidos, tiene que alcanzar a ese lejano país de la moral escondida, de la doble moral y tiene que llegar y revelarnos la moral realmente vivida. El poemario de Juan Secaira supera esos dilemas del maquillaje gramatical que encontramos muchas veces al leer a otros poetas. «Sujeto de ida» aspira, esa mi lectura, a la poesía que actúa simultáneamente como objeto y sujeto reflexivo, a la poesía que nos devuelve, por fin, a la experimentación de la posibilidad de ser sujeto consciente, que aunque cargado de prejuicios a veces dolorosos, nos lleva nuevamente al “Yo y otros más”, a descubrirnos y a cuestionarnos. Espero que en la lectura de este libro se encuentren arropados con el sujeto lírico transgresor y sensiblemente humano de Juan Secaira.

Beatriz Giovanna Ramírez
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Leer en Lágrima de hueso, blog del escritor Juan Secaira.
Leer reseña de Bertha Díaz.
Leer reseña del poeta Antonio Arroyo sobre ‘Sujeto de ida’
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