Buenas tardes. Es un placer para mí estar hoy aquí, dando comienzo a este ciclo de recitales que celebraremos a través de Escritores Independientes aquí en Casa Figueretes. Aprovecho para agradecerle a Fernando esta maravillosa oportunidad del espacio que nos brinda.

Bueno, esta es la segunda vez que presento un libro de Beatriz Giovanna Ramírez. El anterior, hace ya unos años, fue “Antes de entrar en el Bosque” que realmente es otra delicia de libro.

Comenzaré con unas pinceladas a cerca de la autora. Al hablar de Beatriz hablamos de una feminista insurgente, comprometida social y políticamente. Licenciada en lingüística y literatura en la Universidad Distrital, Licenciada en teoría literaria y literatura aplicada por la Universidad Complutense de Madrid y con algún que otro máster. Son ya varios los libros publicados en su andadura como poeta y escritora que han sido ya traducidos a varios idiomas. Pero además Beatriz es madre coraje, amiga, y mujer con espíritu aventurero que un día decidió tomar a sus hijos, cruzar el charco, y quedarse en nuestro país enfrentándose a un montón de pruebas, rompiendo continuamente los límites.

Pues bien, Desnuda junto al mar es una apuesta poética, singular, de versos enhebrados con hilos de deseo que nos abisman en el temblor del amor a través de la artesana pluma de Beatriz.

“Mírame, los valles,

Las montañas de mi cuerpo tiemblan

Porque estoy enamorada.”

Hablamos de una poesía contemporánea, un tanto insurrecta, que atraviesa el corazón en un parpadeo rítmico de sensibilidades. De hecho, la autora, nos abre su alma en una espiral de vibraciones donde se pasea su autenticidad a través de la delicadeza de sus composiciones, adentrándonos en las orillas del deseo a través de un mosaico de sutilezas y aromas.

Su poemario no sólo nos invita a sentir, al igual que la autora, “unos labios húmedos llenos de auroras”, sino que además es capaz de estremecernos en su fragilidad y a la vez hacernos partícipes de la fuerza de una pasión que decididamente explosiona en fragmentos cósmicos:

Leer el libro de Beatriz es viajar a través de sus versos por las serpenteantes curvas de sus anhelos vislumbrando esos destellos de placer que emergen de la entrega de lo genuino. Es llegar a ser testigos y verla crecer en su espontaneidad desde una voz  cuyo aliento está impregnado de su esencia más allá de lo visible.

“Los pezones apuntan al firmamento

Tan atentos que los astros se alinean

E incendian los planetas.”

Con “Desnuda junto al mar” Beatriz nos abre la puerta secreta a su refugio íntimo y nos lleva a viajar a través de una sensualidad un tanto tímida y a la vez descarada, donde los sentidos se explayan en los misterios de la desnudez para mostrarnos la vulnerabilidad donde laten los anhelos de una mujer que sostiene a “la niña que ordena por afectos sus recuerdos”. Nos invita a avanzar por ese laberinto de ternura y a fusionarnos en su erotismo, ofreciéndonos en sus palabras miradas de espejos en los que reflejarnos.

Por eso, al leer su poesía podremos dejarnos acariciar la piel con su dulzura e incluso vestirnos, aunque sea durante breves instantes, con la suya. Y, ante todo, llenarnos de su exquisita delicadeza para que nos acompañe durante el trayecto con su cadenciosa musicalidad.

Y para terminar he elegido el primer poema que leí cuando tuve su libro en mis manos y lo abrí al azar.

CUANDO BAJAS LA MIRADA

¿Amor mío, alguna vez imaginaste nuestro amor?

Desnuda estoy en medio del salón,

soy la piel blanca de un nuevo día,

la caricia de Afrodita,

la mirada que te embriaga;

y estás ahí, de rodillas,

y mi alma se eleva enamorada.

Me engrandezco cuando bajas la mirada,

y apoyas la barbilla en mis manos abiertas.

Abro mis ojos y encuentro los tuyos como espejos.

Tu mirada, mi amor, es la puerta del cielo.

Combato con espadas desde que me miras.

Y tú, Amor, rodeado por mis besos,

en medio de tristezas fugaces,

que se han ido borrando con el tiempo.

¿Has escuchado el latir del viento en mi pelo?

La inmensidad de la felicidad

la guardo aquí en cada rincón de mi cuerpo.

¡Ay, tus labios!

No quiero que olvides las bocas que has besado,

quiero que me beses con muchas bocas,

largo y despacio.

¿Has visto mis ojos enamorados?

¡Ay, tu pecho!

Lleno de viriles senderos.

No quiero que olvides los nombres,

quiero que conserves todos los anhelos.

¿Acaso la felicidad no se encuentra en tus besos?

Yo te veo, Amor, y soy tan feliz.

que de mirarte encuentro el mar y el universo.

Y ahora sí, os dejo con la voz, la auténtica voz de estos versos, la voz de Beatriz Giovanna Ramírez

Muchas gracias.

María Meilán Castro