para Jiddu

Un niño pinta a su madre encerrada
en un círculo resplandeciente,
sentada frente a un ordenador azul,
sonriente, con la piel amanecida,
despeinada, llena de sí misma
y de sus hijos, somnolienta.
El niño llena los estantes
con dibujos de dinosaurios,
gatos y conejos,
está El asombroso mundo de Gumball
cercano al mundo de Gerónimo Stilton,
se ven libros por todas partes
nadando inmóviles en su vuelo.
Está Julio Verne jugando con los binomios de Rodari,
Popeye intercambiando espinacas
por gominolas con el Mago de Oz,
está el Quijote jugando ajedrez con Sherlock Holmes,
se escucha que las princesas salvan a Luke Skywalker,
el maestro Yoda va a terapia de lenguaje con Chewbacca.
Cada personaje danza en una quietud eterna
como el agua que espera correr.
Qué alegría ver que los colores tiernos
van haciendo el milagro,
la armonía,
la inocencia siempre nos lleva a un mejor lugar.
El niño suma los instantes mientras crece,
en imágenes del año,
rota la tierra en sus colores,
Guarda dibujos en su libreta de árboles
que sobreviven mágicamente en el tiempo.
En días de cielos líquidos reaparecen
los dibujos trayendo de súbito lo real y lo querido.
© Beatriz Giovanna Ramírez