Hombre de noches profundas y dulces,

asalta mi espalda desnuda

con la punta de tus dedos.  

Hombre de piel y huesos

atrapa mi piel sonámbula

con un lazo de fuego.

Descubre lentamente

el jardín húmedo

que espera.

Hombre de besos

eternos y enfermizos.

Besa el musgo,

que florece

y absorbe

todas tus aguas.

Embriágame

con la inmensidad

de tu lengua.

Hombre de labios de vid,

pronuncia las palabras,

que nunca me has dicho

en un solo beso.

Hombre  de manos suaves

y descifradoras,

lee mi cuerpo

que tiene muchas hojas.

Hombre que todo lo alcanza,

mátame en la orilla del descanso.

Hombre poseso,

coloca  mis ojos en blanco.

Hombre de los mil pétalos de seda,

de piel cobriza y cálida,

de voz dulce y juguetona,

de miradas apacibles y claras.

Con tu lengua de quebrada

has besado

todos mis poros

sin respiro,

con urgencia de muerte,

con la urgencia

de un moribundo

que solo espera expirar.

Tu cintura

es como el inicio

de un bombillo.

que no me deja

de responder

para no fundirse.

Beatriz Giovanna Ramírez