Vete y llora

cuando puedas.

Sonríe y grita

en los sentidos.

El abismo te llama,

tú te acercas.

Corre entre

el bosque

de tus cenizas.

Persigue el león

que devora

tus sueños

Guerrero sin espada

y dueño

que trata de ocultar el sol…

¿Acaso es su desolación?…

Me disfracé de homicida…

Caminé por la sombra

de tus pasos.

Me olvidé de los lamentos.

No mires mucho el sol.

No te acerques a la luna.

No mires mis ojos

que deambulo perdida

entre mis sombras.

Me miré al espejo,

vi una cara dura,

sin embargo,

sus ojos no eran los míos

su fortaleza era insegura

Caminé entre el bosque

de máquinas andantes

en compañía

de un guerrero de pasos torpes.

Mis maletas

estaban listas

para emprender vuelo

Mis nubes

llenas de sueños

para cobijarme.

Busqué

casi sin esfuerzos

trastornarme y fundirme.

Me encontré sola

frente a mi espejo.

Vi nuevamente

mi rostro

con la luz que me acompaña.

Me embriagué y sonreí.

Me ahogué,

con tu lengua de rosa.

Me peiné,

con tus manos de papel.

Jugué con las cabezas rodantes

que habitaban en el cuadro de Pizarnik.

Me envolví

con el manto de tinta

que trae esta noche

jazmín y terciopelo.

¡Ya no te veo en mi espejo!

¡Adiós guerrero!

Se ha acabado esta lucha farsante

sólo duró una sospecha

de caudales miserables

Beatriz Giovanna Ramírez