Hasta los besos que no me das

me llegan.

Tus besos vuelan y esquivan el tiempo,

van alimentando los cielos

y los pájaros que emigran al sur.

Aquí sentada

al otro lado de mi sueño,

cierro mis ojos

y llueven tus besos delicadamente,

suavemente entre los pétalos

y los tejados.

En esta prisión

amarilla de escayolas y quebrantos

van llegando tus cartas

que leo con fervor.

Tu mano sujeta a la mía

para liberarme

y entre filigranas y plumas

te escribo un poema de amor.

  

© Beatriz Giovanna Ramírez