Soledades que el beso guardan el rugido sordo (Miguel Hernández)

Estás tan lejos de mi,

como a cinco palmas de mi mano.

Hace frío, frío.

Los huesos tiritan y se van rompiendo.

El tejado de la casa de enfrente,

está lleno de nieve.

En mi cabeza, caen copos blancos,

abstractos, no de nieve.

Copos de algodón o recuerdos.

Recuerdos de la tierna infancia,

en la que cantaba una nana mi abuela,

para que no llorara,

y no lloraba.

Los copos caen en mis cabellos

y van recorriendo el rizo

hasta llegar a mi oído.

Oigo la voz de mi abuela y no lloro.

Hace frío, mucho frío,

pero no lloro,

sólo caen copos de algodón.

Beatriz Giovanna Ramírez